sábado, 21 de noviembre de 2015

Vive y equivócate



Corrí, corrí como si me persiguiera alguien, corrí sin pensar en nada, quizás huyendo de los problemas o quizás por desahogarme, veía la vida pasar a mi lado, el tren no se paraba. El momento de montarme en él todavía no había llegado, o a lo mejor ya pasó, por eso corría, quería atraparlo, no tener que quedarme en tierra, buscar una solución para poder vivir y ser feliz a la misma vez. Posiblemente no es el mejor momento, no es el momento preciso de asentarme, solo sé que quería acabar con esa situación, quería encontrar la salida de ese túnel que no se acababa, no me cansaba e iba cada vez mas rápido, sentía el latido de mi corazón acelerado, era fuerte, él si que no se cansaba. Pero tenía que llegar, el momento en el que se paró, se cansó de vivir, de luchar, de buscar esa salida. Mi último recuerdo es lo duro y frío que estaba el asfalto, cuando caí desplomado en él. Viendo como mi vida, mi camino y el tren se chocaban todos en ese mismo instante.





Lo digo, y lo diré siempre. Seguro que todos alguna vez hemos pensado más en las personas que rodean que en lo que de verdad queremos. Es bonito no querer defraudar a nadie, pero más bonito es sentirte bien contigo mismo haciendo lo que quieres sin necesidad de quedarte con las ganas y arrepentirte.

Por esos amigos, que te demuestran día a día que en el fondo.. te quieren


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